Por qué la gestión sostenible del agua necesita una solución sistémica
In The News
03 Mar 2021
Garantizar la disponibilidad de agua dulce, de forma sostenible, es fundamental para la resiliencia climática.
El acceso al agua potable es una necesidad humana básica. El Pilar Europeo de Derechos Sociales sitúa el agua y el saneamiento como uno de los servicios esenciales a los que todo el mundo debería tener acceso. El agua también es la base de nuestra economía: es una parte fundamental de la producción agrícola, industrial y energética.
Sin embargo, debido al cambio climático, Europa se enfrenta cada vez más a situaciones de exceso de agua o de falta de ella. Las lluvias torrenciales y las inundaciones pueden devastar comunidades e infraestructuras, mientras que las sequías dañan los cultivos, contribuyen a los incendios forestales y secan ríos, embalses y cursos de agua. El cambio climático agrava el problema de los recursos hídricos compartidos a través de las fronteras, y el bajo caudal de los ríos, el aumento de la temperatura del agua, las inundaciones y la pérdida de bosques aumentan el riesgo de contaminación y polución del suministro de agua dulce.
En la nueva Estrategia de Adaptación de la Unión Europea, lanzada el 24 de febrero, la Comisión Europea reconoce que un agua inteligente y sostenible requiere una cooperación más estrecha entre las acciones de adaptación y las autoridades de gestión del agua, así como cambios transformacionales en todos los sectores.
“El cambio transformacional en la gestión del agua significa pasar de proyectos aislados, como los muros de hormigón contra las inundaciones, a soluciones más sistémicas que podrían, por ejemplo, combinar la restauración de los ríos con la creación de humedales, o combinar los sistemas de previsión y alerta de inundaciones con nuevos mecanismos de seguros”, asegura Ellie Tonks, jefa de programa especializado en adaptación y resiliencia de EIT Climate-KIC.
Afirma que, como consecuencia del crecimiento continuado, el cambio climático y el deterioro de las infraestructuras urbanas, las ciudades en particular se enfrentan a una serie de retos agravados. El problema combinado de la abundancia y la escasez de agua significa que hay una necesidad real de un enfoque integrado y holístico de la gestión del agua que aborde los recursos, los servicios, la infraestructura y los riesgos, todo al mismo tiempo.
“Tenemos que poner en marcha múltiples acciones simultáneamente, en consonancia con el tratamiento de la adaptación como un reto sistémico, en lugar de acciones distintas proyecto por proyecto, sector por sector”, señala.
Caminos diferentes
Tonks añade que en nuestro enfoque de la adaptación a los impactos del cambio climático, los sistemas humanos y ecológicos tienen el potencial de seguir caminos diferentes. “Nuestras respuestas pueden encerrar vulnerabilidades o crear resiliencia”, asegura.
El bloqueo de nuevas vulnerabilidades también puede conocerse como “mala adaptación”. Es cuando nuestra respuesta se basa en proyectos nuevos o existentes que refuerzan, redistribuyen o incluso crean fuentes de vulnerabilidad. Muchos de estos proyectos de adaptación son insostenibles y pueden incluso acabar siendo más perjudiciales que los impactos climáticos que los proyectos intentan resolver.
La alternativa es construir una resiliencia a largo plazo implicando a la población local en el diseño y la ejecución de los proyectos, y abordando los factores de riesgo climático, así como los retos locales y las dinámicas de poder.
Proteger a las comunidades de las inundaciones, por ejemplo, puede significar la construcción de más infraestructuras rígidas y muros de hormigón, uno de los principales impulsores de la escorrentía superficial, o, por el contrario, diseñar ciudades esponja con plantas y espacios verdes, que no solo actúan como cuencas de agua, sino que también aportan beneficios para la salud y el bienestar de los residentes locales.
Field Factors
La sustitución de las actuales infraestructuras hídricas urbanas, como los sistemas de drenaje y suministro, es un ejemplo de una necesidad de adaptación que “requiere mucho trabajo, es cara y podría encerrar más vulnerabilidades”, dice Tonks.
Field Factors, una empresa neerlandesa apoyada por la EIT Climate-KIC, ha desarrollado un enfoque alternativo.
Como especialistas en soluciones de tecnología del agua, han desarrollado Bluebloqs, una solución basada en la naturaleza para la gestión descentralizada del agua en las ciudades. Bluebloqs funciona recogiendo, tratando y almacenando localmente las aguas pluviales. El sistema de agua circular integrado significa que las aguas pluviales se reutilizan in situ para satisfacer la demanda local de agua dulce. En lugar de verter las aguas pluviales al alcantarillado, el agua se almacena y se reutiliza, lo que permite hacer frente a una serie de retos al evitar el desbordamiento del alcantarillado, reducir el riesgo de inundaciones y contribuir a un suministro sostenible de agua dulce de origen local.
Para Tonks “la solución aportada al mercado por Field Factors representa un cambio de mentalidad en la forma en que la sociedad valora y gestiona tanto los recursos hídricos como las infraestructuras que gestionan esos recursos“.
El sistema puede aplicarse a nivel de edificio, propiedad o incluso barrio. Tiene la ventaja añadida de incorporar elementos verdes a la infraestructura existente y puede adaptar proyectos con un uso mínimo de espacio. La tecnología ya está en funcionamiento en cuatro ciudades de Europa y se utiliza actualmente en entornos industriales, así como en parques verdes y estadios deportivos.
Field Factors es sólo uno de los muchos proyectos que demuestran la escalabilidad, la viabilidad y los beneficios de la innovación en materia de adaptación, que nos lleva por el camino de la resiliencia sostenible a largo plazo en lugar de una solución rápida.
“Tenemos que seguir apoyando a los innovadores que piensan de forma diferente sobre la gestión del agua en los entornos urbanos, al tiempo que reconocemos la necesidad de pasar de mejorar gradualmente nuestra resiliencia urbana a realizar cambios más grandes con mayor rapidez”, añade Tonks.
“El cambio transformacional puede venir de una serie de pasos graduales, que finalmente llevarán a un punto de inflexión de todo el sistema”.